Buenas noches,
bienvenidos a todos y gracias por
vuestra asistencia.
Nos reunimos
esta noche aquí para compartir un momento muy especial: la graduación de la primera
promoción de alumnos del “Galileo Galilei”. Un año más tenemos el privilegio de
ser testigos del final de una etapa
importante en vuestra vida y, por ello,
nos llena de satisfacción ser partícipes de este momento irrepetible,
porque aunque son muchos los alumnos que a lo largo de nuestra vida profesional
han culminado sus estudios de bachillerato, cada promoción es única.
Aún
recuerdo aquel 15 de septiembre, tan lejano en el tiempo y tan cercano en la
memoria; ése fue el inicio de nuestra andadura juntos; ha sido un curso duro e
intenso que ha exigido lo mejor de nosotros mismos, profesores y alumnos. Pero
el tiempo pasa porque nada eterno y hoy, como en infinidad de ocasiones os he
repetido en clase, gracias al trabajo, al esfuerzo y a la constancia, llega la
ansiada recompensa. Son muchas las personas que han contribuido en vuestra
educación y se han esforzado en todo momento en hacer posible que hoy podáis
estar aquí, como vuestros padres o vuestros profesores, pero sobre todo, habéis
sido y seréis, de aquí en adelante, vosotros mismos los responsables de hacer
realidad vuestros sueños: vosotros sois los protagonistas de vuestra historia
personal.
Hoy
comienza para vosotros una nueva etapa que os deparará nuevos retos y
experiencias. Recordad que “lo mejor está aún por llegar”. Confío en que
siempre guardéis un buen recuerdo de los años que habéis pasado en este Centro,
cuya historia habéis contribuido a forjar y donde siempre habrá un lugar para
vosotros.
Por
último, quisiera compartir con todos los presentes unas palabras de Paulo
Coelho, que hago mías, en las que define
la figura del “maestro”:
Gracias por
dar sentido a nuestro trabajo y ánimo para afrontar retos futuros.
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