jueves, 30 de julio de 2009

EL ARTE DE ESCRIBIR: LECCIÓN 3


Estimado lector:

En esta tercera entrega de este apasionante arte de escribir quisiera advertir de los múltiples peligros y obstáculos que pueden sobrevenir a lo largo del camino y a los cuales hemos de hacer frente, pues nadie está exento de contratiempos o desavenencias durante la faena.
En primer lugar, es necesario eliminar cualquier barrera, ya sea física o psicológica, entre el emisor y el receptor del texto, pues sólo así podremos conseguir la adhesión del mismo; no olvidemos que en esto consiste la persuasión. Para ello es esencial mantener la concentración a fin de evitar cualquier posible interferencia que surja entre ambos participantes, esto es, una correcta fluidez de pensamiento por parte del emisor del texto, así como una actitud abierta y receptiva por parte del destinatario del mismo ante las ideas vertidas en él. En ocasiones es posible que la fluidez del discurrir del emisor se vea afectada de algún modo por algún cruce de ideas, tremendamente improcedente o molesto, que podría llegar a ser incluso perturbador. Si esto llegara a suceder, significaría que no es el momento adecuado para tales menesteres, con lo cual habría que esperar un tiempo prudencial para retomar el asunto. Si cuando lo intentáramos de nuevo volviera a suceder lo mismo, tendríamos que ir pensando en abandonar este oficio y dedicarnos a otro, porque realmente estamos demostrando nuestra incompetencia o, mejor dicho, impotencia. Por lo que respecta a las interferencias físicas, si éstas llegaran a producirse, no cabría más opción que cambiar el lugar donde transcurre la acción, nada que un ingenio que se precie no pueda solventar en el acto. Si tampoco así funcionara la cosa, yo no lo volvería a intentar, so pena de ser tildado de incompetente o, como dijimos más arriba, impotente.
Igualmente, pudiera darse el caso de que sufriéramos algún parón o estancamiento en pleno proceso creativo y/o productivo. Si se diera tal circunstancia, nos remitimos a la lección número 2 de este tratado, donde ya quedaron expuestos algunos consejos acerca de la motivación, factor vital y determinante para conducir y concluir exitosamente este propósito. ¡No hay tarea que se resista ante una buena motivación, capaz de disolver todo tipo de trabas, ya naturales, ya artificiales!
No olvides tener sumo cuidado con las ideas que expones, pues éstas cuando penetran en la mente del receptor, sujeta a su situación particular –toda una casuística, por cierto-, en ocasiones generan malas interpretaciones o ambigüedades; asegúrate de que tu mensaje se interpreta correcta y adecuadamente.
Por último, querido amigo, una advertencia; ni qué decir tiene que esto de escribir, ahondando en las comparaciones establecidas que tan sólo una mente inteligente como la tuya puede alcanzar a comprender, provoca adicción. Si esto llegara a suceder, no olvides que una buena retirada a tiempo es mejor que ser tildado de impoten...
Mil gracias por tu inestimable atención y receptividad. Confío en que estas pautas elementales te sean útiles a lo largo de tu camino por el “Arte de escribir”. Anímate, no es tan difícil. ¿Te atreves a intentarlo?

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